
Las aves nos recuerdan la riqueza de la naturaleza, pueden traer incluso una escena de vida a los lugares más desolados; así, una bandada de cauquenes graznando mientras vuela a través de la estepa, o un Ñandú caminando a zancadas por los pastizales. Imagine un bosque tropical o su propio jardín, sin aves ni sus cantos, entonces se dará cuenta como nuestras vidas serían sumamente tristes sin ellas. Las aves nos recuerdan el paso de las estaciones y los cambios de la naturaleza: el amanecer y el anochecer, la primavera y el otoño, el silencio y la canción, el movimiento y la calma.

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